Add parallel Print Page Options

Tú no le das ningún valor al respeto que se le debe a Dios
    y no le das importancia a meditar en su presencia.
Tus palabras son motivadas por tu pecado,
    y disfrutas engañando a la gente con tu palabrería.
Tus palabras te condenan, no yo;
    lo que tú mismo dices habla en tu contra.

Read full chapter